(IN)dómito

domina tu interior


Usualmente, indómito/a alude a alguien más animal que otra cosa, a un ser que no se puede domar, que tiene sus propias leyes, que es libre de ataduras y que posee una fuerza descomunal. Comúnmente lo asociamos con seres mitológicos con poderes sobrenaturales o con estados sobrecogedores de la naturaleza más salvaje.

Investigando y meditando profundamente sobre este concepto hallé una interesante herramienta para el crecimiento trascendental. Tomando su prefijo in- esta palabra es entendida como lo contrario a domado. Pero, ¿y si entendemos ese (in) como propio de nuestro (in)terior? 

Según Platón, los paradigmas son modelos divinos a partir de los cuales realizamos nuestros quehaceres terrenales. Pues la búsqueda del dominio de nuestro propio interior apoyándonos en modelos indómitos es una vía a seguir.

Así, fijando bien nuestro nuevo paradigma, toca encontrar arquetipos potentes: como el árbol estoico que resiste a la tormenta invernal o como la persona que fue niño salvaje y que logró convivir con lobos...; grandes referentes para reflejarnos y aprender a dominar nuestro propio (IN).


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